sábado, junio 02, 2007

De vuelta, con Gregorio Morán

Después de una larga temporada sin postear, os dejo una excelente reflexión de Gregorio Morán sobre las pasadas elecciones municipales del 27-M, con la que concuerdo en todo excepto en su concepto de "Democracia", que él identifica con la partitocracia imperante en la actualidad. Y para quién tenga curiosidad, yo voté en blanco (en Barcelona).

Por último, comentaros que he destacado en negrita los fragmentos que, para mí, resultan más significativos.


Una cierta distancia


GREGORIO MORÁN

(La Vanguardia, 2-VI-2007)

Apostaría cien doblones a que los comentaristas políticos, los editorialistas del momento y por supuesto la fauna de trepadores tertulianos, todos, o prácticamente todos, han votado en estas elecciones. No hace falta graduarse en Yale, basta con ver la hondura milimétrica de sus reflexiones. Están tan imbuidos de su propia inanidad que viven, se relacionan, comen, conspiran y hasta copulan - barrunto que poco y mal, a juzgar por el agriamiento de sus caracteres- con gente como ellos, votantes todos e interesados por razones, llamémoslas de oficio,en que el sistema siga. Dícese sistema al mantenimiento de una ficción sociopolítica: nosotros hacemos como si estuviéramos indignados y ellos hacen como si tomaran nota de nuestra indignación. Y la verdad, al margen del sistema, se reduce a que nosotros no estamos indignados, ni cabreados, ni de vuelta de todo, porque para eso hay que tomarse en serio la farsa y somos espectadores veteranos, muy veteranos.

No hay esperanza, o al menos yo por más esfuerzos profesionales que hago por hallarla no la veo por ninguna parte. Se nos fue el entusiasmo y nos queda la melancolía. Pero no se confíen y piensen, ellos, que nos vamos a callar, al contrario. Que no haya alternativa no significa que nos conformemos con la estafa, o lo que es lo mismo, en palabras del eminente pedagogo freudiano José Montilla: "en la abstención hay una cierta aceptación pasiva del éxito colectivo y del notable bienestar en las ciudades". He llamado a un ebanista para que me haga un presupuesto: ¿a cuánto me saldría grabar en madera de sándalo esa reflexión digna de Séneca, cordobés como Montilla?

El sistema es así de desvergonzado. Usted sale por las mañanas, muy de mañana, cuando se produce la gran mutación de la periferia, y pretende agarrar un tren, o subir a un autobús o apalancarse en un metro y empiezan a calentarse las calderas de su indignación, que seguirán subiendo a lo largo de la jornada en todo o casi todo lo que haga referencia a su ciudad, a la que ama como se quiere a una vieja dama, mitad mamá y mitad portera. Ninguno de esos caballeros y señoras que rigen los destinos urbanos y hasta patrióticos ha pisado un lugar común, salvo en las inauguraciones o durante las campañas electorales.

Fíjense si serán mandarines obtusos que siempre, unos u otros, tan similares, se quejan de que sus obras, sus buenas obras, no llegan a los ciudadanos porque no son suficientemente publicitadas. El problema no son ellos, abnegados servidores de lo público, sino nosotros que como siempre no nos enteramos. Y pensar que este sistema de pensamiento, por llamarlo de alguna manera, lleva ya siglos de vigencia.

La abstención empieza a ser un pecado nefando que debe ocultarse a la ciudadanía de bien. ¡No vaya a ser que cunda la alarma! En Estados Unidos, espejo del planeta, nadie se pregunta por qué la abstención es la norma ciudadana más seguida. Lo importante es quién ganará, si los demócratas o los republicanos. Está impuesto en la cultura política norteamericana que la abstención no es un derecho sino una norma de conducta aplicable a los que no cuentan. El sistema político puede pasar sin ellos, y así lleva ya mucho tiempo sin que apenas nadie se alarme. Nosotros somos pueblos viejos y demócratas bisoños, por lo que esto de la abstención no está bien airearlo.

El juego de partidos es una inversión, y además rentable, de alta rentabilidad conviene añadir. Está basada en el principio de superioridad de la competencia frente al monopolio. No hay por tanto querencia alguna contra los partidos políticos, al contrario. Una democracia sin partidos sería una contradicción en los términos, pero cabe añadir que todo partido en democracia es un comedero, y si no es comedero no es un partido en su sentido genuino. Quizá la palabra comedero tenga connotaciones demasiado plásticas y para los profesionales del asunto les parezca ofensiva, pero que lo piensen bien un rato y percibirán la exacta rotundidad del vocablo. Un partido en la concepción actual de la cosa si no está en condiciones de dar de comer y muy bien a una parte fundamental de su militancia debe cerrar. Y fíjense qué precisión: pueden tener en su seno todas las diferencias del mundo, pero si no logra alcanzar esa condición de comedero, a cerrar. Esta es una condición sólo aplicable a la democracia, porque en situaciones de clandestinidad o emergencia, un partido es muchas otras cosas, mejores y peores.

Tenemos actualmente en Barcelona, segundo polo de irradiación cultural de España, no me canso de decirlo, una inteligencia corta y corrupta, dos términos que separados tienen aire propio, pero que juntos son letales. Hubo generaciones culturales más corruptas, pero más largas de caletre. Cuando me refiero a la inteligencia quiero indicar las figuras culturales que son referentes para una buena parte de la ciudadanía; los que marcan la pauta, hacen análisis y supuestamente crean una cultura propia. ¿Qué cojones nos importa la abstención si tenemos garantizada la subvención? Cuando oigo que algunas mentes privilegiadas que hasta ahora, y mientras ganaban los suyos, tenían programas de radio, de televisión, regalías culturales de vellón, ahora que pierden, proponen listas abiertas. Sin entrar a valorar la dificultad operativa de las listas abiertas en un sistema de partidos, tengo serias dudas de que por el hecho de poder votar al tiempo al socialista Hereu, el convergente Trias y el buen rollito Mayol, alguien se decidiera a sumarse al jolgorio. La gente no va a votar porque no está por la labor de tomarse el esfuerzo de encontrar diferencias entre Hereu, Trias o Mayol. La gente no va a votar porque ha descubierto que su interés por la ciudad y el acto de votar, a uno u otro, no tienen relación. No es desinterés por la ciudad, al contrario, nunca fue tanto y tan desesperado, pero se toman una cierta distancia de ese juego. ¡Ya que luego van a hacer lo mismo, que jueguen ellos solos, sus familiares, amigos y empleados! No hay indignación ni rechazo a la clase política, hay algo más sentido y desesperado. Hay desdén; esa cierta distancia entre lo que se debe hacer y la convicción de que no lo van a hacer. Cuando estamos de más no votamos. Es un privilegio de los pasados dignos; si no me necesitan, que se lo monten con la guardia urbana.

Yo no soy un clandestino; hace ya muchos años que me prometí no volver al seudónimo, ni afiliarme a nada, ni sacarme carnet que no fuera de bibliotecas. Me abstuve. Ni siquiera dediqué una sola línea a la campaña y a sus candidatos. Me aburrían todos - en diferentes grados, es verdad-, pero todos. No veía razón alguna para votar y no estaba dispuesto una vez más a repetir el juego maléfico de votar a la contra - esa forma aviesa y un tanto ridícula de votar a uno que no te gusta para que no salga vencedor otro que te gusta menos-. Harto de votar en blanco, por primera vez me abstuve. Hay gente tan imbuida de su carácter gregario que afirman, y sin ruborizarse, que quien no vota no tiene derecho a protestar. El derecho a la protesta no lo otorga el voto, imbécil, lo da la responsabilidad del ciudadano. Por esa razón, muchos se callaron durante la dictadura y otros arriesgaron su vida. Por cierto, que uno de los lemas que recuerdo de las elecciones a procuradores en Cortes del franquismo fue precisamente ése: si no votas no tienes derecho a quejarte.

Estoy en mi derecho de manifestar que me abstuve y aunque no me represento más que a mí mismo, y no siempre, los análisis de los sesudos comentaristas votantes - qué gozada si alguno de ellos cometiera el desliz de confesarnos qué ha votado en la intimidad, cosa impensable porque aún recuerdo la indignación de esos columnistas del cazo cuando alguien pretendió hacer públicas sus asesorías políticas-, esas pretendidas reflexiones de hondo cavilar sobre el abstencionismo galopante me evocan las explicaciones de los curas de aldea cuando exponen a la parroquia, toda creyente por supuesto, en qué consiste ser ateo. Es lo más parecido, se lo aseguro yo, que lo he vivido. Porque el bueno del sacerdote debe encontrar una explicación que no afecte a la solidez de las creencias y que, sobre todo, no incite a la duda. Exactamente igual que se hace ahora para pasar de contrabando, casi clandestinamente, la existencia de una abstención consciente y que no por casualidad afecta a sectores altamente sensibilizados de la sociedad, en general situados desde el centro hasta la izquierda radical. Tampoco es casualidad que nuestro genios del análisis local no precisen la inmarcesible solidez del voto PP; inmutable, apenas sube o apenas baja, como un club social, el chiringuito de los hermanos Dalton-Fernández Díaz.

Como probablemente ustedes no lo habrán leído se lo voy a contar. En Barcelona han votado 611.941 personas y se han abstenido 622.370, lo que sumado a los incorruptibles votos en blanco (24.754) ofrecen una perspectiva nueva de rechazo mayoritario, imprescindible para analizar la sensibilidad política de una ciudad que siempre se distinguió por un olfato especial para detectar la diferencia entre lo nuevo y lo viejo. Lo cual no quiere decir que siempre apostara por lo nuevo. Pero así estamos, con nuestra inteligencia teologal empeñada en explicarnos que todos los caminos llevan al cielo, que todos acabaremos más tarde o más temprano orinando aromas de Montserrat, y que cuatro años dan para mucho, incluso para olvidar. Quizá sea el fenómeno más notorio de nuestro tiempo, la capacidad para olvidar. A mediados de los años 40 del pasado siglo, apenas terminada la Guerra Civil y la mundial, la gente de La Codorniz animó a ponerse en la solapa una insignia donde se podía leer: "No me cuente Ud su vida, yo también he sufrido mucho". Nunca hubiera pensado que ese lema se convertiría en modo de conducta muchas décadas después.

domingo, enero 14, 2007

¿Absurdo? No, estamos en España

Cuando el 'no a ETA' no sirve

El PP rechaza acudir a la manifestación de Madrid contra ETA convocada por los sindicatos y las asociaciones de inmigrantes ecuatorianos porque no aparece la palabra "libertad" en el lema de la marcha. La palabra es incluida finalmente y el PP pide entonces que se desconvoquen las dos movilizaciones contra ETA para acabar con "la confusión y la división". La AVT dice que las dos manifestaciones son "partidistas" y prefiere salir a la calle de la mano de las secta de los peones negros. Los dirigentes del PP catalán se unen a la concentración de la secta en Barcelona con el argumento de que están ahí porque lo dice la AVT, no por nada relacionado con el 11-M. Los de Ciutadans se dedican a repartir propaganda del partido para aprovechar la presencia de tantas almas gemelas. Zapatero debe de tener la cabeza en otro sitio porque vuelve a llamar "accidente" al atentado de Barajas. El nuevo lapsus hace que Esperanza Aguirre (esa mujer que picaba siempre con una sonrisa en las trampas que le tendían los de CQC) interprete que aún quiere seguir negociando con ETA. La AVT dice que Zapatero "habla, siente y padece como los propios terroristas". Fernando Savater propone que los "constitucionalistas" no se presenten a las elecciones en el País Vasco y sugiere medidas excepcionales, como la suspensión de la autonomía vasca al igual que hizo Blair en el Ulster (es falso, porque las razones de Blair eran otras, pero da igual, aquí hasta los filósofos mienten). Ibarretxe se pone en plan Aznar, pasa hasta de su partido y convoca por su cuenta la manifestación de Bilbao, elige un lema que admite demasiadas interpretaciones y el que quiera, que me siga. Ante tantas facilidades, Batasuna decide apuntarse, lo que obliga al lehendakari a añadir la exigencia a ETA del fin de la violencia. Pero dice que es para aclarar conceptos porque "no sabemos si existe mala fe" en la adhesión inicial de Batasuna. Un sueño reparador le hace entrar en razón y al día siguiente dice que "los políticos no estamos a la altura de las circunstancias". Gallardón no irá a la concentración que se celebra en la ciudad de la que es alcalde y pide el mismo respeto a la decisión del PP que habría que tener con el PSOE si éste decidiera no presentarse en Bilbao en caso de asistencia de... Batasuna. La vicepresidenta llama "papelito" al Pacto Antiterrorista y Rajoy se indigna, el mismo Rajoy que lo denominó "conejo sacado de una chistera" cuando lo propuso Zapatero. Los actores del 'no a la guerra' apoyan las concentraciones contra ETA cargando contra el PP. Federico Luppi propone crear un "cordón sanitario" contra ese partido: "Se trata de evitar que España se rompa" (ya he perdido la cuenta de las veces que se ha roto sin que se enteren los españoles) Jiménez Losantos Soprano amenaza a las organizaciones de ecuatorianos: no molesten al PP o afronten las consecuencias (no sea que llamen a su puerta a las seis de la mañana y no sea el lechero). Una asociación fantasma de ecuatorianos aparece de improviso para criticar a sus compatriotas. La gente que se la inventa en cuestión de días recibe subvenciones de Esperanza Aguirre.

Entre todos no hacen un solo cerebro.

jueves, enero 04, 2007

La Ciudad de los Tenderos

Cuando el mercado importa más que la cultura...


Predicando en el desierto

Os dejo los links a a la I parte y II parte de una entrevista a una portavoz de la Asambla Popular por una Vivienda Digna, por parte de Mónica Tarribas en La Nit al Dia (TV3). Eso sí, está en catalán.

No deja de ser indicativo el tono de incredulidad que adopta a veces la entrevistadora, claro exponente de lo extendido que llega a estar el pensamiento único que trata de imponer el sistema económico, político y social actualmente dominante.

Feliz Año Nuevo

La nómina de mi padre en diciembre de 1979 era de 38.000 pesetas.
Él trabajaba como peón en una obra.
En ese mismo momento le ofrecieron comprar una casa.
Le pedían un total de 500.000 pesetas por ella.
Decidió no arriesgar y continuar viviendo en régimen de alquiler, en
unas condiciones muy buenas.
Se trataba de una casa modesta pero muy bien ubicada, en pleno centro
de un pueblo cercano a Barcelona.
A los pocos meses mi padre y mi madre compraron un terreno en otro
pueblo de la misma provincia
y en menos de cinco años de esfuerzo ya habían levantado y pagado una
vivienda de 120 m2.

Han pasado 27 años. En 2006 y en el mismo pueblo donde viven,
un piso modesto de 75 m2 a las afueras no se encuentra por menos de 35
millones de pesetas,
y estoy siendo muy generoso.

En el año 1979 el coste de un piso era del orden de 14 mensualidades
De un peón de obra 38.000 pts/mes x 14 meses = 532.000 Pts.

El sueldo en 2006 de un universitario recién titulado en ingeniería informática
sin experiencia profesional no llega a las 200.000 pesetas mensuales.

En el año 2006 una vivienda modesta cuesta 175 mensualidades (14
anualidades!!!)
de un ingeniero informático. 200.000 pts/mes x 175 meses = 35.000.000 pts

Las jóvenes de hoy necesitaríamos cobrar 2,5 millones de pesetas mensuales
para estar en igualdad de condiciones con nuestros padres que
compraron una vivienda
a principios de los años 80.
2.500.000 pts/mes x 14 meses = 35 Mill. de Pts.

Los pisos en el año 2006 deberían costar 2,8 millones de pesetas
para que los jóvenes de hoy estemos en igualdad de condiciones con
nuestros padres
en 1979 200.000 pts/mes x 14 meses = 2.800.000 pts

No encuentro adjetivo alguno en el año 2006 para calificar lo que mi
padre consideró arriesgado en 1979.

Está claro que los pisos no van a pasar a costar de la noche a la
mañana 30 veces menos,
de 35 a 3 millones.

También está claro que no voy a cobrar 2,5 millones de pesetas mensuales,
por muy buen trabajo que encuentre y por muchos estudios que tenga.

Lo primero que se le ocurre a uno es seguir viviendo en casa de sus padres
y ahorrar el 100% del sueldo durante los próximos 14 años,
para el año 2020 (yo rondaré ya los 40 años de edad)
tendré el dinero suficiente para comprar una vivienda al coste del año
2006 pero, por supuesto,
no al coste del año 2020.
Evidentemente esta ocurrencia la desecha uno antes de hacer cualquier cálculo.

Aunque un joven bienintencionado consiga ahorrar 2, 4 o 6 millones
con mucho esfuerzo en pocos años, a día de hoy nunca podrán evitar lo siguiente:

1) Pedir un préstamo al banco a 40 o 50 años (si consigues ahorrar 2,
4 o 6 millones
puedes reducir el período a 35 - 45 años, pero 5 años no supone
prácticamente nada
cuando estamos hablando de medio siglo de pago).
Te darás cuenta de que no vives en una democracia sino en una dictadura.
El dictador no se llama Francisco Franco o Fidel Castro sino La
Caixa, BSCH, Banco de Sabadell
o, en general, "la banca".

Ni siquiera tendrás la libertad de decir lo que piensas a,
por ejemplo, tu jefe, no vaya a ser que cierre el grifo
y no puedas pagar al dictador.

2) La otra solución es pagar un alquiler de por vida.
En este caso el dictador se llamará Juan García, José Pérez o
Pablo el arrendador. La situación no es distinta a 1).


Después de esta reflexión ten la delicadeza de no decir a un joven que
su problema es que no ahorrar,
eso fue válido para ti en 1979, incluso era valido para algunos
jóvenes en 1999, pero no en 2006,
en 2006 sólo consigues cargar con más impotencia, si cabe, al muchacho.

El esfuerzo de nuestros padres, sin duda alguna admirable,
no era estéril podían obtener una vivienda de propiedad en un período de 5 años.
El mismo esfuerzo realizado por nosotros, los hijos,
sólo llega para quizá reducir en 5 años una hipoteca de medio siglo.

La vivienda nunca fue un objeto para enriquecerse, sino para vivir.
Es de lo poco material que sí necesitamos.
La ley del libre mercado puede establecer el precio de los televisores
de plasma al precio que quiera...
yo no los compraré... pero nunca tuvimos que permitir que esa misma
ley fijara el precio de la vivienda,
porque todos necesitamos vivir en una y no todos podemos pagarla.
Los jóvenes, incluso aquellos que tenemos estudios superiores, no
podemos competir".


Forges, EL PAÍS, 2/5/2006

domingo, diciembre 03, 2006

Secundo la moción

miércoles, noviembre 01, 2006

Boadella se caga en la prensa






Visto el video, se me ocurren dos cosas:

- ¿Eso que sale es una bañera de hidromasaje?

- Albert Boadella, con los años, va perdiendo originalidad a pesar de la "performance" escatológica. Hace treinta años "La Trinca", con mucha más gracia, ya lo hizo en una estrofa de su "Oda al Papel Higiénico":

"Papel papel, amigo fiel.

Pues con tu ayuda ejemplar
los dedos no hay que pringar,
y en prueba de buena fe
te juro que nunca más usaré
las ásperas hojas de ABC.

Sólo tu
Sólo tu
Sólo tu"