miércoles, junio 14, 2006

Ciudadanos del Imperio

Antes de nada, quisiera señalar que el autor, quién yo conozco personalmente, del artículo que voy a postear a continuación tiene poco o nada de "nacionalista". Para que nadie empiece a lucir prejuicios cutres.

Ciudadanos del Imperio

Soy de los que cree que no hay que hacerle caso a aquellos que, por su insignificancia, no merecen la más mínima atención, y así lo he hecho hasta el día de hoy al menos en lo que refiere a esta gente. Estoy hablando del Club de Hooligans de Arcadi Espada (CHAE) que celebró su acto electoral de Nou Barris por el No a l'Estatut -barrio castellanoparlante y de fuerte inmigración andaluza- en mi trabajo, un centro civico situado en esa zona de Barcelona.

Y es que a pesar de la propaganda y los grandes titulares que regalan las tontas acciones del otro bloque del No -y no me refiero a ERC-, esta gente en el fondo no es nada. Vinieron a pedirme la sala del teatro, con capacidad para 356 personas. La administración denegó la cesión de ese espacio, dado que el habilitado para campaña electoral es otro más pequeño, con un aforo algo superior a unas 70 personas.

Llega el día del evento. Llegan los organizadores. Les indico la sala que se les ha asignado. Sin venir a cuento, y sin pedirme permiso -que para algo soy el bedel- me inflan a carteles de propaganda el cívico, inclusive las columnas -en las que tapan diversos carteles de actos organizados por el centro-, el cartelón exterior y incluso mi mostrador. No les digo nada, dado que les he atentido inicialmente en catalán y igual creen que soy un totalitario nacionalista catalán negador del derecho a la libertad de expresión. En todo momento se mueven con sumo acojone mezclado con un trato en el que se intuye ese sentimiento de es que hasta estos mismos nos van a boicotear y también son nacionalistas, fijate que ni nos han dado el teatro.

Llega la hora y comienzo mi body count particular. Uno, dos, tres... hasta ocho asistentes. Vienen en grupos de dos o tres, y por lo que vi al final, se conocían todos. El body count number one llegó como hora y media antes del evento, y me dice, orgulloso, de que he llamado a la policia para que les peguen una tundas a esos radicales. Sube a la sala y se espera, con paciencia digna de Job, la hora y media que falta ahí sentado. Más gente: dos Mossos d'Esquadra a los que indico la absoluta tranquilidad del sitio. Dos chavales de veintitantos disfrazados de indepes. Con ponentes, asistentes, policia y los dos chicos cuento quince personas. A los dos últimos, que andan un poco perdidos, les digo que no vale la pena, pero el disfraz es tan malo que no tardo ni dos segundos en darme cuenta que son también mossos pero de paisano. Echo un vistazo a la sala para contar los asistentes de nuevo y apuntar la cifra en las hojas de estadísticas sobre usos de espacios. Impresionante. No recuerdo un acto electoral tan paupérrimo desde que hace unos 15 años fui a un míting de la Coalición por un Nuevo Partido Socialista, lista electoral creada por esa organización llamada POSI que se hizo famosa gracias a la interjección de cierto personaje televisivo. Y en aquella ocasión, como desconocido por los asistentes, se pasaron toda la tarde mirándome de reojo. Debieron pensarse que era algún extraño provocador, un agente de policía -disfrazado de rojo- o vaya usted a saber qué. Algo típico de la mentalidad de los grupos ultra-sectarios.

Se marchan, no sin dejarme varias decenas de panfletos en un lugar no reservado para entidades y sin pedirme permiso. Al autobusero del servicio interior del barrio le han invitado al acto de una forma extraña, ¿le interesa entrar?, hay un miting de "esto". Me dice, gracioso, "oye, T., ¿tu sabes de que se puede tratar "esto"?". Le digo que no lo sé y que "esto" puede ser desde un batiscafo hasta un destornillador. Nos reímos mucho y se marcha a por su autobús. Un miembro de la asociacion de vecinos, vinculado a ningún partido y simpatizante de ninguno de ellos, me critica la cesión de sala. "Este espacio está solo reservado a partidos políticos, y ellos aún no lo son, ¿quién se lo ha dado?". "¡Calla, totalitario nacionalista!" le espeto. Nos reímos otra vez. El último en marcharse, un organizador, despide a los dos chavales disfrazados de borrokas catalanes, que se han pasado toda la tarde dando vueltas por los locales del cívico. "¡Buenas noches, señor agente!" Mi olfato, tan fino como siempre. Incluso en lo que respecta a la plataforma CHAE: en efecto, son insignificantes, y me congratulo mucho de ello.

PD: Por cierto, el pasado 11 de junio (domingo) este blog cumplió 1 año :)