domingo, marzo 19, 2006

Mauritania

A continuación os copio un artículo que he leído en La Vanguardia de hoy (19-III-2006) escrito por José Bejarano, enviado especial del mismo diario a Nuadibu (Mauritania).


LA HERENCIA ESCLAVISTA

Casi todo el mundo tiene un "boy" trabajando en casa

NUADIBU. Enviado especial. Multirracial, casi desértica, pobre y socialmente sorprendente. Así es Nuadibu, la segunda ciudad de Mauritania. La cifra de habitantes oscila, según la fuente, entre 70.000 y 100.000. Recientemente ha crecido mucho como consecuencia de la llegada de senegaleses y malienses que se han instalado en barrios hechos con bidones. Las casas aparecen dispersas, con alguna calle asfaltada, la arena del desierto tiende a cubrirlo todo y forma pequeñas dunas entre los edificios. Miles de cabras deambulan en busca de una hierba o una basura que comer. La presencia de españoles procedentes de Canarias es alta debido a la tradición pesquera de esta ciudad.

El tráfico, aunque escaso, es caótico. Y a menudo se producen cortes de luz. Sorprende que a pesar de la pobreza reinante, multitud de familias tengan un chico a su servicio. El boy, le llaman, y se encarga de guardar y limpiar la casa, lavar y planchar la ropa y, con frecuencia, hacer la comida. Se trata de una herencia del pasado esclavista, cuya abolición no tiene más que veinte años. No es un privilegio de las familias acomodadas, sino de casi todo el mundo. Más barato que tener una lavadora es tener un boy, por lo general de origen senegalés o maliense. Hay en la ciudad una creciente presencia de chinos, alrededor de mil según los cálculos, que se dedican a la pesca (diez empresas del sector las han creado ellos) y cinco restaurantes. La principal riqueza es la pesca, de la que viven directa o indirectamente 35.000 personas, y la mina de hierro de Zuerat.

Mauritania se define como una república islámica. Pero esta sociedad es más matriarcal que patriarcal. Las mujeres no hacen nada en casa, que para eso está el boy, y tienen tiempo para divertirse. Conducen como los hombres y fuman, si bien no en público. El divorcio lo puede pedir tanto el hombre como la mujer y es un fenómeno muy extendido. Al contrario que otros ciudadanos de países de su entorno, los mauritanos no emigran porque "el carácter beduino nos permite vivir con poco y tenemos un vínculo con el desierto irrompible", dice el presidente de la Media Luna Roja, Ahmad Ould Haya.

Algunos boys llevan muchos años y han obtenido la nacionalidad. De ahí que la ciudad esté llena de subsaharianos cuya intención no es, que se sepa, emigrar. Otra cosa es lo que haga cada uno después. A veces desaparecen y al poco llaman desde Canarias para decir adiós. Una familia se queja de que la fiebre de la emigración está transformando el carácter de los boys, que ahora por menos de nada amenazan con irse a Canarias. Pero les pagan tan poco (60 euros al mes, con derecho a comer en casa) que tendrían que ahorrar durante años para el pasaje. Lo sorprendente es que el salario medio de un trabajador está en torno a los 170 euros y que aún así se puedan permitir tener un criado en casa.