jueves, agosto 17, 2006

Con su pan se lo coman

A continuación copio un extracto de un artículo de El País (16-VIII-2006), ese diario a veces descrito como "no parece un periódico; tiene todo el aspecto de un Ministerio" y propiedad del franquista y mafioso Jesús de Polanco. Es lo que tiene defender los "derechos de autor"... Eso sí, sólo cuando favorecen a los intereses propios, ¡faltaría más!

Por otro lado, el periodista (Octavi Martí) no demuestra contar con demasiada ética profesional (otra cosa que escasea mucho en el periodismo actual, como se puede ver en este otro caso) al tratar un asunto que resulta evidente que no huele nada bien se mire por donde se mire. También he decidido prescindir de la mayoría de partes que son mero autobombo, dejando sólo alguna como ejemplo; obviaré también todo comentario directo propio sobre el nivel de redacción que luce dicho periodista.

Kodama frente a Borges

María Kodama, la viuda del escritor argentino Jorge Luis Borges (Buenos Aires 1899, Ginebra 1986), es acusada por el seminario Le Nouvel Observateur de bloquear voluntariamente la reedición de las obras completas de quien fuera su esposo en la prestigiosa colección La Pléiade de la editorial Gallimard (...), donde aparecieron en dos volúmenes publicados en 1993 y 1999, ediciones hoy agotadas. La editorial quisiera volver a poner los libros en circulación pero María Kodama se niega.

(...)

"Entonces me contactó Andrew Wylie, el agente americano de María Kodama, que me hizo saber que ella exigía que cambiásemos el título, que estimaban la edición la edición llena aunque fue incapaz de citar uno. Actuaba como si tuviese celos del amigo de su esposo. Y eso lo hizo evidente cuando me hizo saber una última condición: que se rehiciese sin la participación de Bernés". A partir de entonces, según
Le Nouvel Observateur "el editor es rehén de una viuda abusiva". Para La Pléiade el perjuicio es además de orden moral, de prestigio , pues la única edición crítica existente de la obra completa de Borges es la francesa. En su momento fue acogida con elogios unánimes, tanto por las precisiones que aportaba a los textos como por la calidad de las traducciones.

En el transcurso de esos 20 años transcurridos desde la muerte de Borges María Kodama ha pleiteado en varias ocasiones en defensa de los derechos de autor del escritor, que ella considera tener en exclusiva. Así, por ejemplo, quiso recuperar una parte del dinero generado por el libro Diálogos con Borges en el que éste con el poeta Osvaldo Ferrari. El tribunal de París desestimó la demanda porque "el universo de los derechos de María Kodama tiene sus límites y no está en perpetua expansión". El periodista argentino Juan Gasparini, residente en Ginebra, publicó hace dos años La Dépouille de Borges por el que nos enteramos que ahora María Kodama pretende que su primer encuentro con Borges se produjo cuando ella tenía cinco años y, sobre todo, se pone en duda su categoría legal de "viuda" dado que el matrimonio entre ambos se celebró en Paraguay violando las leyes argentinas y paraguayas, que no admitían el divorcio. Y dado que Borges estaba casado, el nuevo matrimonio incurría en bigamia y debiera ser considerado nulo. En La Dépouille de Borges se relata con minuciosidad el proceso de modificaciones testamentarias que deja a la familia Borges sin nada así como lo sorprendente que resultó la ceremonia última que acompañó el adiós a Borges, oficiada por un pastor protestante y un sacerdote cuando el escritor, agnóstico, había pedido ser incinerado. Gasparini se interroga también sobre "¡por qué cambiar de pronto de país, de abogados, de médicos, de testamentos y de estado civil cuando se tienen 87 años?".

En la más pura tradición de las mujeres jóvenes que se casan con hombres mayores afectados de algún tipo de limitación -Borges se había quedado ciego-, María Kodama concentra ahora todos los reproches porque parece acumular unos derechos de cuya legalidad se duda. Y cada acción legal que emprende en defensa de lo que ella estima su propiedad, hace que se refuerce el sentimiento de que es una intrusa. Y esa intrusa se ha transformado según
Le Nouvel Observateur, en el mayor enemigo de la difusión de la obra del maestro que ella dice respetar tanto.