domingo, enero 08, 2006

Las ocho Máximas de la Estrategia según Liddell Hart

A continuación reproduzco íntegramente aquí este interesantísimo artículo. Los enlaces los he añadido yo.


Sir Basil Henry Liddell Hart fué un extraordinario autor de estrategia militar. Nació el 31 de octubre de 1895, se educó en Cambridge hasta que la Primera Guerra Mundial lo llamó a servir, donde fue herido en dos oportunidades. Se retiró como capitán en 1927 y fue corresponsal militar para el London Daily Telegraph y el London Times.


Fue un temprano defensor de la guerra mecanizada y su pensamiento influyó en el alto mando alemán previo a la Segunda Guerra Mundial. Desarrolló la teoría conocida como “la aproximación indirecta”.

Sus libros más famosos son: Scipio Africanus, Greater than Napoleon (1926); Strategy (2ª ed., 1954); The German Generals Talk (1948); The tanks (1959); A History of the Second World War (1970). Editó The Rommel Papers (1953).


Estrategia:

Estrategia es el arte de la distribución y aplicación de los medios militares para alcanzar los objetivos de la política. Para ser exitosa una estrategia depende, primero y principal, de un acertado cálculo y coordinación entre los fines y los medios. Un buen ajuste entre medios y fines establecerá una perfecta economía de fuerzas. El propósito de la estrategia es disminuir la posibilidad de resistencia y para esto se recurre al movimiento y a la sorpresa.

La perfección de la estrategia sería producir una decisión favorable sin una pelea importante.


Máximas de la Estrategia

1. Ajustar sus fines a sus medios.

En la elección de los fines debe prevalecer una mirada clara y un cálculo frío. Quien mucho abarca poco aprieta, y el comienzo de la sabiduría en estrategia es el sentido de “que es posible”. Entonces, enfrente los hechos en lugar de que prevalezca la confianza, la confianza que se puede conseguir lo que aparentemente es imposible. La confianza es como la corriente de una batería: evite gastarla en un esfuerzo en vano.


2. Tenga siempre en mente su objetivo, a cada rato adapte sus planes a las circunstancias.

Existe más de un camino para ganar un objetivo. Mida cuanto contribuye el objetivo intermedio para la consecución del objetivo final.


3. Elija la línea (o curso) de menor expectativa.

Trate de ponerse en los zapatos de su enemigo, y piense cual sería el curso menos probable que planea.


4. Explote la línea de menor resistencia.

Tan lejos como pueda adentrarse hacia un objetivo que contribuya con el objetivo esencial.


5. Tome la línea de operación que ofrezca objetivos alternativos.

Poseer objetivos alternativos le permitirá obtener un objetivo. No deje que sus acciones revelen sus objetivos, esto pondrá a su oponente entre la espada y la pared. Mientras que con un solo objetivo, excepto que el enemigo sea netamente inferior, significa que no lo ganará, ya que no existe incertidumbre a cerca de su objetivo.
Es un error común confundir la elección de una sola línea de operación, que es usualmente una decisión sabia, con el objetivo único, que es usualmente inútil.


6. Asegúrese de que sus planes y dispositivos son flexibles y se adaptan a las circunstancias.

Su plan debe tener previsto contingencias y acciones para el próximo paso, en caso de éxito, de éxito parcial o de fracaso; para que transcurra el menor tiempo posible en la explotación y adaptación de planes, de acuerdo a lo ocurrido.


7. No se lance a pelear con todo su peso mientras su oponente este en guardia, o bien parado para eludirlo o evadirse.

A no ser que su oponente sea notablemente inferior, no lo ataque con todas sus fuerzas hasta que no este desorganizado y desmoralizado. La guerra psicológica precede a la guerra física. También la guerra física es psicológica en su naturaleza.

8. No reinicie un ataque en la misma línea (o en la misma forma) una vez que ha fallado.

Incrementar sus fuerzas para reiniciar un ataque no es un cambio suficiente, ya que es probable que en el mismo intervalo su enemigo las este reforzando. Y es muy probable que el éxito en rechazarlo haya incrementado la moral del enemigo.


La esencia de estas ocho máximas es, que para lograr el éxito deben ser resueltos dos grandes problemas: dislocación y explotación. Uno va primero y el otro lo sigue. Usted no puede golpear en forma efectiva a su enemigo a menos que haya creado la oportunidad; y no será decisivo a menos que explote la segunda oportunidad que viene antes de que él se recupere.



El texto anterior corresponde al capítulo XIX y XX del libro: “Strategy” Second Revised Edition de B. H. Liddell Hart. Meridian 1954.